24/10/08

Synecdoche NY

Hace ya dos semanas desde que Marcos y yo fuimos al festival de Sitges para ver esta película, y el hecho de me haya costado tanto tiempo encontrar las palabras correctas para comentar lo visto indica la complejidad de la película. Porque si algo es Synechdoche NY es complicada, densa, profunda. Da para reflexionar largo y tendido, para largas y fructíferas charlas. No se parece a nada que haya en la cartelera, o que haya habido últimamente, es totalmente distinta, capaz de polarizar a la audiencia de forma increíble. Es Kauffman puro. Los que sepan quién es este hombre ya sabrán la conclusión. Los que no, intentaré explicar por qué este guionista, ahora director, se ha erigido como uno de los mayores genios surgidos de Hollywood en el siglo XXI. Lo puedes adorar u odiar. Pero respecto a la película, antes de profundizar en ella, sólo puedo decir una cosa. Hay que verla.

Charlie Kauffman. No necesitaría presentación si no fuera por lo realmente genial que es. Sus guiones son pequeñas perlas, en los que vierte todas sus inquietudes, dudas, frustraciones, miedos. Todas sus películas, en mayor o menor medida, le tienen a él como protagonista, disecciona, sin piedad alguna, cada parte de su alma film tras film. Algunas de ellas se merecerían una crítica aparte, pero si alguien lee esta crítica y no ha visto “Adaptation” u “Olvídate de mí”, le diría tan sólo una cosa. Deja de leer, vete al videoclub, enciende el emule, lo que quieras, pero míralas cuanto antes. Sólo tras ver esas dos joyas se puede comprender por qué el auditorio del hotel Melià estaba lleno a reventar, una cola casi kilométrica para ver Synecdoche NY.

De qué va la película. Es la historia de un director de teatro que, tras recibir un cuantioso premio, decide emprender una empresa mastodóntica: recrear la ciudad de Nueva York en un inmenso almacén, mediante un reparto de cientos de personas que sencillamente deben vivir allí dentro, viviendo las vidas que él les va indicando mediante notas que les entrega al empezar el día. A eso le añadimos que el director en cuestión es un hombre hipocondríaco, atormentado por la posibilidad de morir de alguna de las decenas de enfermedades que cree tener; que su mujer, harta de él, se fuga llevándose a su hija para vivir en Alemania con su amante lesbiana; que nuestro protagonista está enamorado de la taquillera del teatro donde trabajaba, que tiene algún tipo de problema con la percepción del tiempo, y que todas estas historias y relaciones tienen su reflejo en el almacén, donde actores van reproduciendo la vida de su propio director, además de la de otras personas que acaban siendo extras sin demasiada importancia y la conclusión es que se trata de una de las paranoias más grandes que he visto en mi vida. Lo peor es que la historia sigue una especie de espiral eterna, los actores que interpretan a los protagonistas poco a poco van cobrando consistencia, y necesitan otros actores que los interpreten a ellos también. Sí, es la paja mental que parece.

Al acabar la película uno se halla en la butaca tan abrumado, tan exhausto mentalmente que no sabe muy bien cómo reaccionar. Cualquiera que haya visto alguna de las anteriores películas de Kauffman y piense que eran lentas, densas, delirios de un perturbado, no tiene ni idea de lo que significan esas palabras, y me dará la razón si se digna a ver la película. Y es que realmente vale la pena. A pesar de todo lo que he dicho, no me arrepiento de haberla visto, ni mucho menos. De hecho, considero que te aporta tanto, tantísimo material para reflexionar, que sin duda la volveré a ver en cuanto salga en calidad aceptable.

Los actores, notables. No destaca ninguno en especial, y se ven eclipsados por un guión espectacularmente complejo, que los absorbe a pesar de ser algunos de ellos actores impresionantes.

Como apunte personal, y reflexión final, para mí la película va sobre la búsqueda de todo escritor. La Gran Obra. Esa obra maestra absoluta todavía inalcanzada, una obra que se explique por sí sola, que lo resuma todo, que la gente admire y adore porque se ve reflejada en ella, porque va sobre ella, sobre cada persona y cada detalle de un mundo inabarcable por definición. ¿Lo conseguirá el protagonista de esta película? Dejaré algo sin destripar para los que, después de una crítica que ahora veo poco favorable, tengan aún ganas de ver la película.

Nota. Un 7. Sin duda la nominarán a los Oscars en la categoría de Mejor Guión (injusto si no lo hicieran), pero pasará sin pena ni gloria por la taquilla, con merecimiento. No es capaz de enganchar a un público amplio. Auguro un fracaso de crítica espectacular, pero, ¿acaso significa eso tanto? ¿O algo? Con los años quizá no llegue a obra maestra, pero cerca andará. Sólo repetiré lo que ya dije antes. Hay que verla, aunque sea para criticarla después.

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2 comentarios:

  1. Yo me compraré el DVD... junto con el de Adaptation (El ladron de orquideas)

    Respecto a la critica, demasiado profunda.

    Jordi, más sexo y menos Kauffman...

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  2. Aunque creo que con tu caotica critica has podido hacer sentir al lector lo que sentira despues de la pelicula.

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