Durante poco más de dos semanas, el deporte se ha convertido en el gran protagonista en la televisión (más de 36,5 millones de espectadores de audiencia acumulada, dos más que en Atenas) a pesar de que la diferencia horaria con China ha hecho que muchas de las transmisiones quedaran programadas a horas lejanas del prime time. El propio presidente de la cadena pública, Luis Fernández, ha destacado el éxito: "El despliegue realizado ha tenido un respaldo sin precedentes".
A la hora de analizar qué eventos son los que han gozado de mayor éxito entre los españoles, es precisamente el horario el que ha marcado la pauta para elegir dentro de la programación olímpica. Por esto se puede explicar que en baloncesto la semifinal de España ante Lituania, a mediodía en España, fue el programa más visto de los Juegos (si no contamos la ceremonia inaugural, tradicionalmente la primera de la lista), por delante de la propia final, a las 8:30 de la mañana. Su ubicación dentro del horario de la parrilla ha sido determinante también cuando queremos comparar los deportes más vistos. Así se observa la diferencia entre dos de las disciplinas olímpicas más seguidas: el atletismo y la natación. El horario del primero, las grandes pruebas eran programadas en España a mediodía, ha hecho posible que los triunfos de Bolt sean mucho más vistos que las medallas de Phelps. Y es que en la natación, su horario nocturno ha hecho que las redifusiones fuesen más vistas que el directo.
Pero las propias decisiones del ente público han influido en las audiencias. Llama la atención que opciones de medalla de la fama de Deferr no esté entre los más vistos y eso se debe a que la transmisión se efectuó a través de Teledeporte, y no en las dos principales cadenas, que en ese momento transmitían el Mundial de motociclismo (siempre debe ir en éstas por contrato) y el encuentro de Nadal en Pekín.
Más negativo es el caso del poco visionado en deportes con resultados como el balonmano, que coincidió con otros de mayor tirón, o la natación sincronizada, cuya emisión comenzaba muy temprano. Por el contrario la medalla de Pirri en esgrima, un deporte sin afición en nuestro país, logró más de un millón y medio de espectadores. Su transmisión en un horario donde era el único deporte, junto con la euforia de ser la segunda medalla (se vio más que la primera de ciclismo) explicarían este éxito televisivo.
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