12/7/08

La España actual (1)

Hoy he leido una noticia que me ha chocado, pero que no me ha sorprendido del todo. Esta semana, en la que se ha visto que es legal mantener el nombre de un etarra en las calles, leemos también esta noticia.

En Pedro Bernardo (1.099 habitantes), en la provincia de Ávila, había una placa de mármol blanco en uno de los muros exteriores de la iglesia que en muchos cientos de pueblos aparecen dedicadas a los "Caídos por Dios y por España".

Retiraron este viernes la placa de la iglesia, dedicada a José Antonio Primo de Rivera, fusilado por los republicanos durante la guerra civil de 1936, y a todos los vecinos de la localidad, a los que el bando republicano dio el "paseíllo" al inicio de la contienda, o que murieron en el frente luchando contra los "rojos".

Según asegura la Asociación de la Memoria Histórica, los operarios retiraron la placa, porque "exaltaba a José Antonio Primo de Rivera y a los vecinos del municipio que murieron luchando en la Guerra Civil apoyando el golpe militar".


El arranque se ha efectuado después de varios intentos frustrados, a los que se opusieron con vehemencia varios paisanos y el párroco de la localidad.

La única concejal socialista del pueblo, Isabel Fernández, cuyo abuelo fue uno de los "desaparecidos" del bando republicano, ha sido la gran promotora de la retirada del símbolo falangista.


No es, sin embargo, la primera vez que se ha intentado quitar la placa. A finales de mayo, varios obreros fueron enviados a arrancarla, como había aprobado el pleno municipal, con los votos en contra de los cuatro concejales del PP. En aquella ocasión, parte de los vecinos, encabezados por el párroco, se opusieron violentamente e impidieron que se quitara la placa.

Este viernes -dos días después de que la Audiencia Nacional concluyera que no es delito homenajear con calles, parques y plazas a los asesinos etarras-, han aplicado sin remilgos en este rincón de Ávila la Ley de Memoria Histórica, que entró en vigor el 27 de diciembre.


Pedro Bernardo es un pueblo del Tiétar, que comenzó la guerra de 1936 en manos de los "rojos" y fue conquistado a las pocas semanas por los "nacionales". Y como en todos los sitios, hubo muertos. Unos asesinados por los que mandaban al inicio. Otros, por los que triunfaron después.

Las placas que homenajean a los terroristas etarras, siguen en calles y plazas del País Vasco, con el beneplácito de los jueces de la Audiencia nacional, pero las colocadas en honor de los cayeron en el bando franquista durante la Guerra Civil, son arrancadas de cuajo.

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