25/7/08

Siempre Nos Quedará Estrasburgo

Aquí os dejo esta reflexión realizada por D. César Vidal, director del programa La Linterna de la Cadena COPE, publicado en su blog. Cuanto menos me ha parecido interesante:

Desde lejos y en verano, España parece una especie de manicomio en el que los locos más encanallados y peligrosos se hubieran hecho con la dirección del centro.

El calor es espantoso y, para remate, parece que no va a haber manera de dar de comer a todos porque los psicópatas que dominan el centro se han gastado todo y además se niegan a ver que las despensas están vacías. Sin embargo, da lo mismo. Claro que ésa es la impresión a miles de kilómetros de distancia. En el interior, por supuesto, la gente está encantada con gente como Solbes al que le importa una higa el déficit que ha creado por segunda vez, como ZP que ha decidido engañar por enésima vez al jefe de la oposición o como el bachiller Montilla que desborda en nacionalismo a la misma Convergencia y Unión.

Quizá lo más triste sea contemplar a Rajoy en papel de suave Mimosín. No ha conseguido que ZP reconozca la pésima situación económica por la que atraviesa España, pero, eso sí, vamos a tener pacto para el Tribunal Constitucional y el Consejo general del poder judicial. Bien me gustaría equivocarme, pero si ZP está contento seguro que es porque la independencia judicial se deja otro pedazo de consideración. Eso en el supuesto de que siga existiendo. Todo parece indicar que el cambio de régimen – como en 1868, como en 1931 – va a contar con el apoyo de una parte de la derecha y que, por lo tanto, se convertirá en una siniestra realidad. Y digo lo de siniestra porque sabido es que siempre que en la Historia de España la derecha se ha hecho a un lado para dejar que los antisistema liquidaran un régimen el resultado ha sido catastrófico.

Sobre ese trasfondo, la decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de darle la razón al juez Gómez de Liaño resulta un faro en medio de las brumas más espesas. En España, poderes como el PSOE y PRISA celebraron su condena, condena, eso sí, dictada por instancias tan elevadas como el Supremo y el Constitucional. Recuerdo incluso como en el descanso en una tertulia televisiva tuve que escuchar a un progre de medio pelo diciendo que había que “defender a PRISA porque era un grupo mediático muy importante”. Me sorprendió entonces en mi inocencia aquel comentario, pero luego entendí muchas cosas. Por ejemplo, que el sujeto en cuestión anduviera en toda la zarabanda de desenterrar cadáveres de la guerra civil. Quizá pensaba encontrar su conciencia entregada mucho atrás al servicio chupamedias de los más poderosos. Sea como sea, lo cierto es que ahora el tribunal europeo ha dejado claro que Gómez de Liaño fue juzgado sin la menor garantía de imparcialidad. Algo así como esas películas en las que, a finales del s. XIX, un negro de Alabama es juzgado por haber violado a una blanca y todos los miembros del jurado que examina su caso son blancos. En las películas, el negro siempre acaba bailando al extremo de una soga o tiroteado al intentar huir. Aquí la justicia se ha impuesto y la única pena es que Jesús Polanco no lo haya visto todavía en este mundo ya que donde se encuentra ahora este tema le resultará, con certeza, cosa menor. Si acaso PRISA, un buen sector del PSOE y Gallardón lo lamentarán, aunque a saber…

Lo dicho. Si ZP y Mimosín pactan el desastre judicial no debemos caer en el desánimo. Siempre nos quedará Estrasburgo.

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