Cuando piensas que un equipo esta acabado al principio de temporada y este reacciona en el segundo partido, tienes una gran sensación de alivio.Cuando ves que pelean los balones, prueban jugadas y jugan con el rival a niveles de 70% - 30% en posesión, crees que nada puede pararles. Pues si, alguien puede, el Racing de Santander.
Gracias a la inspiración divina de su portero, las dagas afiladas de sus jugadores y el hambre de un arbitro que se trago más de una tarjeta roja, el Racing de Santander consiguió el empate a pesar de la superioridad del FC Barcelona, dirigido por un Guardiola que se dejó la piel en el banquillo.
Yo casi nunca escribo de futbol, pero en este caso, no podia aguantarlo.
Me parece patetico y asqueroso tener que ver como el equipo rival tiene una actitud tan cerda, tan antideportiva y el arbitro le permite eso y más.
La entrada que lesionó a Hleb estaba formulada para hacer daño y las dos que recibió Alves, una de ellas doble, tenian mas o menos el mismo objetivo. Si no puedes parar al rival y te da rabia que te esten dando un baño de juego, te aguantas. El arbitro podria haberlo detenido al principio sancionando la entrada a Hleb con una tarjeta roja. Y el partido hubiera sido distinto.
El Baça puso ganas, pero le faltó gol. El Racing no queria jugar y un gol de carambola le dio el empate. El silencio del Camp Nou lo dice todo.
El futbol es injusto.
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