17/9/08

El tren de las 3:10

El western yace moribundo intentando aferrarse a un tren en el que campan a sus anchas las comedias gamberras, los espectáculos pirotécnicos donde figuras en tres dimensiones desfilan por historias absurdas. Un género que tanta gloria ha dado al séptimo arte parece condenado, acabado, lanzando coletazos de vez en cuando que apenas tienen repercusión.

Independientemente de qué película se trate, la presencia de Russell Crowe y Christian Bale en el proyecto justificaría una aceptable taquilla. Por eso, y por las críticas tan favorables que circulan por la red, es difícil de explicar el fracaso absoluto de esta producción. En España se estrenó hará dos semanas, y no sólo le costó horrores entrar en el top-10 de recaudación, sino que se esfumó de allí a las primeras de cambio. ¿A nadie le interesan los western ya? Falso. Pero parece que es necesario realizar una obra maestra como Sin Perdón (la última perla de este género) para no hundirte en la miseria.

La película es un remake objetivamente más que correcto. Bellos paisajes mil veces capturados ya. Personajes duros, secos, silenciosos y más rápidos que su sombra al disparar. Un granjero que busca la redención y el respeto en un viaje iniciático tanto para él como para el bandido al que escolta hasta el tren que da nombre al film. Ambos evolucionan a lo largo de la película hasta llegar a un clímax algo absurdo, en mi opinión. Y es que si bien contiene todos los ingredientes de un buen western, en ningún momento conseguí meterme en la historia, de vez en cuando las reacciones de los protagonistas, sobre todo la de Crowe, resultan difíciles de entender.

Hay mucha gente (de entre los cuatro que la han visto, al menos) que considera que es una muy buena película. No puedo estar de acuerdo, me parece algo fallida, le falta la chispa necesaria para conectar con un público que ya apenas recuerda las antiguas joyas y que vive deslumbrado por lucecitas de colores que pretender ser una historia. Qué le falta. Quizá unos personajes mejor matizados, quizá una historia con más detalles, alguna novedad. Porque esto último es lo que le falta. No aporta demasiado. En mi opinión, es preferible ver cualquiera de los grandes spaguetti westerns por segunda o tercera vez antes que esta película, y eso no dice demasiado a su favor.

Sólo para nostálgicos de un género al que le quedan pocas balas en la recámara, y menos tiempo antes de que el blanco haya desaparecido. Habrá que ver si Appaloosa, el nuevo western que nos trae para este otoño Ed Harris (director y actor del film), junto a Viggo Mortensen y Jeremy Irons, lo revitaliza un poco. Veréis mi crítica aquí en cuanto la pueda ver.

La nota, 6,5. Loables intenciones, resultado incompleto.

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