Pedro Nueno - Me tuve que pellizcar para estar seguro de que no soñaba por efecto del jet lag. Un colega de Harvard que trabaja bastante con el sector del automóvil me explicaba su última experiencia con Toyota Norteamérica en agosto. Todo el mundo puede equivocarse, hasta Toyota, y hay un par de modelos que le están yendo mal en Estados Unidos. Haciendo coches, si te falla un modelo es difícil sacarte otro de la manga. Un diseño nuevo es una inversión gordísima, involucra proveedores, lleva años de trabajo y hay que pensar en diferentes países o hasta continentes como mercado. Como los coches casi todo el mundo se los compra a crédito y en algunos países, no diré cuáles, los bancos están reduciendo el crédito a este sector de forma un tanto irresponsable, esto tampoco ayuda y lo que hace tres años habría sido un pinchazo en este momento es un reventón.
Bien, a los de Toyota no les ha quedado más remedio que reducir la producción de estos modelos y para ello van a parar dos fábricas durante tres meses, lo que afectará a 4.500 trabajadores. Estados Unidos está pensado para resolver los problemas con rapidez y, en estos casos, lo que hacen los empresarios, sobre todo los del automóvil, es despedir a un montón de gente, no pagarles durante el periodo que dure la crisis o aplicarles una reducción muy importante del salario durante dicho periodo. Pero Toyota ha decidido no despedir a nadie, seguir pagando el sueldo íntegro a todos y dedicar ese periodo a formarlos con la idea de que después de la crisis sean los trabajadores más productivos del mundo. Pero hete aquí que esto ha preocupado a los trabajadores de Toyota de otras fábricas norteamericanas que están yendo a tope. Temen quedarse atrás en materia de formación con respecto a sus colegas y ser menos productivos en el futuro. Dicen que si el día de mañana son menos productivos, la dirección les asignará menos modelos nuevos, o menos modelos difíciles y sus fábricas crecerán menos y se quedarán tecnológicamente atrasadas. ¿No se están pellizcando? Toyota está estudiando ahora cómo asegurar a todos sus trabajadores que ninguno se va a quedar atrás por falta de formación, pero afirma que los valores clave de la compañía son formar y no despedir, y que no los va a cambiar por una crisis. Alguno de ustedes que sabe que esas fábricas que van a formar a tope a sus trabajadores porque no tienen trabajo están en Indiana se preguntarán si Toyota estará haciendo el indio, pero yo que soy mayor les querría recordar que a principios de los años ochenta, tratando de salir de aquella crisis profunda de los setenta en que vimos tasas de interés y de inflación de más del 20 por ciento, y el paro fue elevadísimo, nos dedicamos a estudiar el sistema de Toyota y nos fue muy útil. Con Gerard Piera y José M. ª Ribas hicimos un montón de viajes a Japón a estudiar e incluso tradujimos ellibro El sistema de producción de Toyota publicado en 1983 y del que veo en mi despacho un ejemplar de la cuarta edición en castellano porque la gente se lo tomó muy en serio. Claro que esto requiere un concepto de empresa, un enfoque de gestión y trabajadores de verdad. Pero estos trabajadores (que en Toyota no están sindicados) los produce la propia empresa formándolos.
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